La lactancia materna puede ser muy fácil o muy difícil. Puede que consigamos establecer una lactancia materna satisfactoria, o puede que no sea así.

Para mí, fue una fase que recuerdo muy bonita pero también muy dura. Dura por los problemas que puede conllevar (grietas, mastitis, etc.), por el sacrificio que supone, por la falta de sueño, la demanda constante… por muchos motivos a pesar de los cuales, repetiría una y otra vez.

Durante aquellos casi 14 meses de lactancia tuve tres aliados fundamentales. Puede que parezca algo muy obvio, pero estoy segura de que las que habéis pasado por ello estáis de acuerdo conmigo, y para las que vais a vivirlo, quizá os descubra  y aclare algunas cuestiones.

Ahí van mis 3 imprescindibles:

Discos de lactancia

Si, puede parecer una obviedad, pero para mí no lo es. A veces nos confiamos y… ¡boom!. Al principio de la lactancia el pecho está muy, muy, muy hincado y la leche se sale. Se sale sola, a chorros y cuando menos te lo esperas, rollo aspersor. Suena raro, suena escatológico, pero es así.

En esta fase, los discos de lactancia, al menos para mí, fueron imprescindibles y nunca se me olvidaban porque era una necesidad tan apabullante que era imposible no acordarse. Pero el tiempo pasa, el pecho se deshincha y la leche deja de salir sin control. Y ahí viene cuando te confías, cuando piensas que quizá para 10 minutos que vas a tardar en salir de casa y volver, no te va a hacer falta, pero si. El roce con la ropa hace su trabajo, estimula el pecho y manchurrón al canto. Así que si, los discos de lactancia siguen siendo imprescindibles incluso cuando pensamos que ya no los necesitamos.

A mí lo de los discos de lactancia es una cosa que me daba como pereza, siempre a vueltas con el artilugio. Habría que desarrollar un poco su tecnología, porque aunque los peques en el sujetador se mueven y muchas veces acaban en cualquier parte menos donde deben, sobre todo por las noches, que bastante tenemos con intentar dormir algo como para andar colocándolos a la perfección. Pero si, a pesar de ello, de lo incómodos que pueden resultar por una parte, por otra son sin duda un imprescindible.

Sujetadores de lactancia

A primera vista puede parecer algo “no necesario”, pero una vez que te metes en el tema y descubres que lo de dar el pecho es “una locura” también te das cuenta de que cualquier cosa que pueda facilitarte un poco a vida se agradece inmensamente.

Este es el caso de los sujetadores de lactancia materna. Porque si, que te puedes apañar con un sujetador normal ¡claro que si!. Pero si tiene que sacar la teta a pasear en el primer sitio que pillas, y con un par de capas de ropa por encima, cuando llegas a la tercera agradeces muy mucho, que el camino esté lo más despejado posible. Sueltas el “ganchito” y a comer (con cuidado de que el disco de lactancia que aunque lleve pega-pega no pega, no se caiga al suelo).

Así pues, no es que los sujetadores de lactancia sean un salvavidas infinito, pero si una buena bombona de oxígeno que viene fenomenal. Con eso para mí, el hecho de que me faciliten la vida enormemente, es razón más que suficiente para incluirlo entre mis imprescindibles.

Purelán y pezoneras

Las grietas son una de las causan que hacen que muchas mujeres abandonen la lactancia. Es algo muy, muy doloroso que incomoda y hace sentir que el dolor “no compense”.

Afortunadamente, suelen ser solo una fase, y desaparecen con el paso del tiempo, tomando una postura correcta a la hora de dar el pecho y un poco de paciencia.

El Purelán y las pezoneras fueron mi salvación. Me pintaron el Purelán  como un producto poco menos que milagroso que me iba a solucionar el problema en un abrir y cerrar de ojos. Y, a ver, no te regeneras cual “mujer lagarto” de la noche a la mañana, pero los resultados son bastante satisfactorios.

El Purelán es básicamente una pomada, muy, muy espesa que ayuda curar las grietas. Yo lo combiné con pezoneras, que casi todas las asesoras de lactancia y demás profesionales del sector, os dirán que no son aconsejables por el agarre, porque pueden generar más gases, y alguna cosilla más, pero a mi dar de mamar con ellas me aliviaba muchísimo mientras el Purelán hacia su función y curaba mis heridas.

Además tengo la sensación de que lejos, de lo que la rumorología dice, ayudó a que el agarre de Olivia mejorase, a que abriese más la boca y nos encaminásemos hacia una lactancia más satisfactoria.

De verdad os digo que la combinación de ambas cosas (Purelán y pezoneras) fueron mi salvación durante las primeras semanas de lactancia materna. Imprescindibles totalmente.

Y ahora os toca a vosotras ¿cuáles son vuestros imprescindibles de lactancia?

 

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