Hace ya tiempo que comenzamos nuestro destete diurno, y desde hace unos dos meses es algo más que oficial. Aunque fue algo totalmente intencionado se produjo de una manera muy natural. Me hubiese encantado que fuese ella quien decidiese dejarlo, pero no, fui yo.

Desde mi punto de vista y mi experiencia, el destete diurno puede llevarse a cabo de una manera bastante sencilla en bebés a partir de los 8 o 9 meses, en los que la alimentación complementaria está avanzada y su capacidad de distracción es mucho mayor a la de bebés más pequeños. Si necesitamos algún consejo sobre como hacerlo, podemos acudir a muchas fuentes de información como libros, internet o una buena asesora de lactancia.

Olivia siempre ha tomado pecho a demanda y conforme han ido pasando los meses, como casi todos los bebés, ella sola ha reducido las tomas y marcando sus rutinas. Rutinas diurnas, las noches siempre han sido caóticas, con unos periodos de mucha demanda y otros de menos.

Soy una fiel defensora de la lactancia materna prolongada y de que cada mujer de el pecho hasta cuando le dé la gana, pero en mi caso, aun habiendo disfrutado mucho de nuestra lactancia, llegó un momento en el que en ocasiones me sentía incomoda. Solo ocurría puntualmente, pero tengo que reconocer que había momentos en los que comenzaba a pesarme.

Eso ocurrió cuando Olivia tenía unos 10 meses, y dado que ya habíamos hecho la introducción a la alimentación complementaria más que de sobra y comía (y come) de maravilla, decidimos comenzar a reducir tomas.

Por aquel entonces, las tomas que ella había establecido a lo largo del día eran cuatro: Al despertarse, a media mañana, en la siesta y después de su baño. Había algunas que yo consideraba fáciles de eliminar y otras que sabía que iban a ser más difíciles. Comenzamos por las fáciles, las que no estaban asociadas a hábitos del sueño, así que comenzamos quitando la de media mañana y la de después del baño.

He de reconocer que fue incluso más fácil de lo que pensaba. Cuando parecía que empezaba a “buscar”, yo le ofrecía agua, comida o cualquier otro entretenimiento (cosquillas, canciones, bailes, juegos…) y en pocos días dejó de querer teta en esos momentos.

La siguiente toma que decidimos eliminar para continuar con nuestro destete diurno, fue la primera de la mañana. Cambiamos un poco la rutina y en lugar de quedarnos remoloneando en la cama que era demasiado tentador para Olivia, le daba un poquito de agua y la llevaba al salón o a la cocina mientras preparaba el desayuno de ambas. Igual que pasó con la toma anterior, en pocos días Olivia aceptó la nueva rutina tan felizmente.

En poco tiempo habíamos eliminado la mayoría de tomas diurnas, que habíamos sustituidos por otros lácteos, y únicamente nos quedaba la toma de la siesta, la más complicada de todas. En realidad eran 2 tomas porque casi siempre, si ella se despertaba y no había dormido mucho, yo le daba un poco de teti para que aguantase más.

Siempre he pensado que las tomas que van asociadas al sueño son las que más cuesta eliminar porque son parte del proceso de dormir, de relajación. Lo que nosotros intentamos fue que llegase a la hora de la siesta con más sueño para que así dormir fuese pura necesidad. La mayoría de los días nos funcionó bastante bien, aunque he de reconocer que hubo algún día que se nos pasó de rosca y estaba tan cansada que era incapaz de tranquilizarse. Poco a poco le fuimos cogiendo el punto y que se durmiese sin teta fue cada vez más sencillo, lo que no quiere decir que fuese fácil. Si se despertaba a mitad de siesta la cogía en brazos, le daba un poco de agua, chupete y seguía durmiendo.

Todo este proceso nos llevó cosa de un mes. Intentamos siempre ser lo más respetuosos posible y entendiendo que después de casi un año de teta, tenía que ser muy complicado para ella romper esa rutina. Olivia me ha demostrado que su capacidad de adaptación es mucho mayor de lo que podía imaginar, y que ella se adapta a los cambios mucho mejor que yo. ¡Es una campeona!

A día de hoy, hace ya más de dos meses que el destete diurno es más que una realidad. Por el día no pide teta, ni la echa en falta. Ella está contenta y nosotros más. Como habéis podido ver, nuestras claves del destete diurno han sido: respeto, paciencia, agua, comida y entretenimiento. Con esas 5 claves creo que el destete diurno puede llevarse a cabo sin demasiado trauma para nadie.

Ahora estamos con el destete nocturno, todavía en proceso pero avanzado. Yo le tenía tantísimo miedo que tengo la sensación de que se nos está dando hasta bien. Cuando consigamos dar carpetazo al destete os contare nuestra experiencia.

Si estáis pensando en destetar y os da pánico como me pasaba a mi, intentadlo, no perdéis nada, siempre se puede volver atrás. Como os decía antes, seguramente vuestro bebés os sorprendan, son mucho más fuerte de lo que pensamos.

¿Cómo hicisteis vosotras el destete? ¿Usasteis algún truquillo?

promo-image