La dermatitis atópica es uno de los males más comunes de la piel de los bebés. Aunque hasta hace unos años era un problema poco conocido, últimamente es raro quien no ha oído hablar de algún niño que sufra de esta patología.

Obviamente es algo que siempre, en mayor o menor medida ha existido, pero ha sido en los últimos años cuando se ha conocido más a pie de calle y se le ha puesto un nombre que conoce todo el mundo.

Pasa como con las intolerancias. Da la sensación que la celiaquía o la intolerancia a la lactosa sean problemas nacidos en el 2000 y pico. Pero no, tan antiguas son estas como la alergia a los cacahuetes de toda la vida, solo que a día de hoy, tenemos más y mejor información, mas avances médicos y gracias a eso podemos ponerle nombre a cosas que antes no lo tenían.

Una vez dicho esto, a lo que vamos. Olivia tiene piel atópica, qué no deja de ser una piel seca muy sensible con episodios esporádicos o brotes, durante los cuales puedes salir algunos eccemas. Es una enfermedad de la piel que padece entre un 10% y un 20% de los bebés y que en la mayoría de los casos irá desapareciendo conforme vayan creciendo.

¿Cómo supimos que Olivia tenía piel atópica? Es una de esas cosas que no tienes muy en mente hasta que te pasa. Por lo menos así me ocurrió a mí. Había odio hablar del tema, pero tampoco le había prestado demasiada atención, así que cuando a Olivia se le resecaron un poquito los brazos, pensé que era sólo eso, un poco de piel seca. Reforzamos su hidratación habitual con un poco de aceite de bebés pero aquello no mejoraba. Fui a la farmacia a por una crema más potente específica para pieles secas. ¿Tiene la piel atópica? Me pregunto la farmacéutica. Y yo ignorante de mí, le respondí que no que yo supiese. Así que me dio una crema específica para bebés de piel seca y listo. Esa misma noche, aprovechando su baño diario, le echamos la crema.

El resultado al día siguiente fue un bebé con el pecho lleno de una especie de sarpullido muy finito y unas rojeces en los brazos donde yo en su momento había visto “piel seca”. Desconozco si la crema que le echamos potencio su problema o fue simple casualidad, pero el resultado fue bastante desastroso. No voy a nombrar la marca de la crema, porque estoy segura de que es una buena marca de farmacia, simplemente a nosotros en ese momento no nos vino bien.

Total, que acudimos con Olivia al pediatra de urgencia y el diagnóstico fue claro. Piel atópica. Nos aconsejó dos cosas. Por una parte una crema con corticoides para el sarpullido (ya sé que lo de los corticoides da un poco de mal rollo y más en un bebé tan pequeño, pero son cremas muy específicas para estos casos) y por otra parte, mucha hidratación. Dicen que a cada bebé le viene bien una u otra crema específica para pieles atópicas y que lo suyo es ir probando diferentes marcas hasta encontrar la que mejor se adapta a cada niño, sin embargo este pediatra si nos recomendó una en concreto.

Seguramente, si hubiese ido a una farmacia y me hubiesen enseñado 200 cremas para pieles atópicas, la que este pediatra nos recomendó hubiese sido la última que hubiese elegido. Yo me fijo mucho en el diseño del producto, en que el packaging me resulte “bonito” , que me entre por la vista (será defecto de profesión) y esta marca en concreto tiene una estética que….. que parece que la etiqueta la ha hecho el sobrino del dueño de la marca con el Word Art en el PC de su casa. Es todo, la tipografía, los arbolitos, los colores… todo un poco. A todo esto, la marca es Jardín de Almazara. Yo no lo había oído en mi vida y, como os comentaba la pinta no es muy allá, pero a Olivia le ha ido de lujo. Así que a partir de ahora me fijaré un poquito menos en la etiqueta y le daré una oportunidad a los productos de aspecto “poco atractivo”.

La emulsión superhidratante de Jardín de Almazara que estamos usando, no posee parabenes ni colorantes. Además está hecha a base de aceite de Oliva que es rico en vitamina E y aporta a la piel un extra de hidratación.

Hemos pasado de echarle crema una sola vez después del baño, a hacerlo dos veces. Una después del baño, y otra por la mañana cuando la quitamos el pijama y la vestimos de calle. Como os decía, la crema le ha ido fenomenal, en su momento se le quitaron las rojeces y no le ha vuelto a tener ningún otro brote.

Como en todo en esta vida, existen casos de piel atópica más agudos y con un mayor número de brotes y otros casos menos graves. Veremos a ver en qué situación nos encontramos con Olivia, esperemos que no se nos complique el tema. Crossing fingers.

Por último, y para conseguir que la piel de un bebé con piel atópica sufra lo menos posible, conviene poner en práctica algunos cuidados específicos. Es importante que la ropa que utilicemos sea de algodón 100%, sobre todo la que está en contacto con el cuerpo. Es importante no abrigarles demasiado, intentar que no suden, ya que el sudor potencia las rojeces típicas de la piel atópica. Se puede bañar a los bebés todos los días, excepto cuando haya algún brote que conviene hacerlo día sí, día no. Y… esas fueron, a grandes rasgos, las recomendaciones. No lo digo yo, lo dijo el pediatra, que quede claro.

De momento, esto es lo que estamos haciendo y nos está yendo bien. Veremos a ver cuando llegue el verano. Me da un poco de miedo con tanto calor. Tendremos que irnos a pasar todo el veranito a la playa que dicen que los ambientes húmedos y el agua del mar les viene fenomenal. ¡Ya tenemos excusa!.

promo-image