Las que me seguís sabéis que cuando me enteré de lo enorme que venía Telma me acojoné mucho. Qué te digan que si llegas a las 40 semanas, tu bebé pesará más de 4 kilos al nacer, te deja pensando muy mucho sobre como se supone que va a salir de tu cuerpo. Un bebé de 4 kilos no es moco de pavo.

Olivia pesó poco más de 3 kilos cuando nació y fue un expulsivo que recuerdo muy, muy largo, interminable. Empujar, empujar, empujar y empujar, y no conseguir que aquella criatura viniese al mundo. Que si, que seguramente fue el resultado de una vuelta muy ajustada de cordón y otras circunstancias que no tenían porque repetirse, pero 4 kilos son 4 kilos sean las circunstancias que sean, o al menos eso pensaba yo.

Cuando compartí mis temores sobre dar a luz un bebé de 4 kilos, muchas me contasteis vuestras propias experiencias o las de alguna mamá cercana, y de aquella me saqué un post. A algunas os costó mucho dar a luz a vuestros bebés grandotes, otras en cambio compartisteis experiencias súper positivas. Intenté quedarme con estas últimas pero no terminaba de conseguir concienciarme.

Y os diré que nuevamente este es otro post de esperanza. Dar a luz un bebé de 4 kilos no fue lo más fácil del mundo, pero resultó mucho más sencillo de lo que jamás hubiese pensado. Sencillo y rápido.

Así que si en alguna de vuestras revisiones os han dicho el vuestro va a ser un bebé de 4 kilos, no os asustéis, que no cunda el pánico. Que un expulsivo sea más o menos sencillo depende de muchos factores y el tamaño del bebé no deja de ser uno más de esos factores.

Mi parto completo desde que llegué a la sala de dilatación hasta que Telma vino al mundo duró exactamente 1 hora y 20 minutos. De todo ese tiempo el expulsivo fueron poco más de 5 minutos. Tuvo que ser la matrona y la ginecóloga las que llevaron la cama de la sala de dilatación al paritorio porque no daba tiempo a esperar al celador, no digo más. En comparación con el de Telma, una bendición.

Si algo tengo que mencionar es que a Telma se le rompió la clavícula izquierda pero es algo más común de lo que podáis pensar y que no reviste ninguna gravedad. A parte de eso, todo perfecto. Pude resarcirme de muchas cosas que en mi parto anterior no pude hacer (con un bebé mucho más pequeño), como por ejemplo una foto nada más nacer (a Olivia se la llevaron en seguida por el distrés respiratorio que sufrió durante el parto) o un eterno piel con piel.

Si eres una de esas mamás que están acojonadas por aquello de “vas a tener un bebé de 4 kilos” estate tranquila. Espero que mi experiencia te sirva. Disfrútalo porque ese momento no se repetirá pese lo que pese tu bebé, los momentos no vuelven, así que no dejes que esos miedos infundados te impidan exprimir al máximo cada segundo de tu parto.

Y recuerda, todo va a ir bien.

promo-image