Hoy toca hablar de porteo. Otro día hablaremos de sus innumerables beneficios y de las diferentes maneras de portear. Sin embargo en este post quiero hablar de la diferencia que he vivido entre lo que me contaron que era el porteo y mi experiencia real de lo que ha sido.

Cuando estaba embarazada de Olivia y andábamos tachando nuestra lista de imprescindible, uno de ellos era una mochila de porteo. Fue una de las primeras cosas que tuvimos, nos parecía muy buena idea, muy útil. Pensamos que nos podía venir muy bien en ciertas ocasiones para ahorrarnos cargar con el carro.

Como con casi todo lo que compramos, nos informamos a conciencia y acudimos a un taller de porteo para conocer mejor este mundillo, que va muchísimo más allá de lo que en un principio podíamos imaginarnos. Allí descubrimos las diferentes mochilas (siempre ergonómicas), los fulares y maneras de anudarlos, además de los beneficios que ofrecían cada una de las opciones. Como os decía, un mundo nuevo se abrió ante nuestros ojos.

Fue allí donde se me plantearon una expectativas que, más tarde no resultaron del todo reales. Una de las afirmaciones que se dieron en aquel taller fue lo agradable que le resultaba al bebé el porteo. La posición con las piernas en forma de “M”, el contacto con la piel y la cercanía con el corazón de la madre, hacían del porteo la práctica idónea para tranquilizar al bebé. La semejanza de la posición y las condiciones, con el interior del útero en el que vivió durante 9 meses hacía del porteo la mejor opción de transporte para el bebé. Un transporte muy agradable y relajante para Olivia, y muy cómodo para mi.

Salimos de allí sin ninguna duda. Íbamos a portear a Olivia. Además estábamos casi seguros de la mochila que queríamos. Era lo mejor para ella y para nosotros. Nos decidimos por el Caboo que es un híbrido entre mochila y fular. Meloso y agradable como un fular pero sin el engorro de tener que andar anudándolo. Los tíos de Olivia, Álvaro y Victoria nos lo regalaron. ¡Cuántas ganas de estrenarlo!

Cuando unos meses más tarde Oliva llegó al mundo, empezamos a portear muy prontito. Con a penas un par de semanas, me puse el Caboo, coloqué a Olivia y a dar un paseíto que nos fuimos. En aquel momento la práctica fue tal y como la teoría decía. Ella iba súper calmada, dormida en mi pecho y yo tan tranquila dando mi paseo.

Entre unas cosas y otras pasaron otro par de semanas hasta que volví a utilizarlo. Otra vez me puse el Caboo y coloqué a Olivia en posición. Ella empezó a estirar las piernas, echarse para atrás y llorar. ¿Qué había pasado con lo de “el porteo tranquiliza a los bebés”, “se sienten como cuando estaban en el útero” y todas esas teorías? O en mi útero se vive como en un barco en medio de una de esas tormentas de película, o aquello no era tal y como me lo habían contado. A partir de ahí, esa fue la tónica habitual en los siguiente intentos.

Pero yo no me iba a rendir tan fácilmente. Lo volví a intentar en varias ocasiones. Era curioso, con el paso del tiempo, unas veces la porteaba y se quedaba dormida en el minuto uno, y otras parecía que la tela del Caboo estuviese hecha de ortigas.

Poco a poco, le hemos ido cogiendo el gusto y a día de hoy a Olivia le gusta ser porteada, pero nos ha costado. Yo pensé que iba a ser “automático” y de eso nada. No sé si habrá niños a los que les guste desde el primer momento, pero hablando con otras mamis, en mayor o menor medida han vivido algo parecido a mi experiencia.

Así pues, si tenéis la suerte de que a vuestro bebé le encanta el porteo desde el primer momento… ¡Qué suerte!. Si no es así, seréis una mamá del montón que tendrá que tener un poco de paciencia hasta que le cojáis el gustillo. Eso si, una vez empecéis, no podréis dejarlo.

Postdata: Pido a todas esas instructoras de porteo un poco más de realidad. El hecho de que el porteo no sea perfecto desde el primer momento, no merma de ninguna manera sus beneficios. Así pues, no generemos madres frustradas que puedan pensar que lo están haciendo mal. Creemos madres seguras de si mismas siendo realista con cada una de las herramientas de crianza, con el porteo y su evolución, y no ofrezcamos una imagen idealizada que de lugar a dudas en nosotras, mamás del montón.

promo-image