Cuando hablamos de FIV, normalmente pensamos en la FIV tradicional en la que se extraen los óvulos de la madre y se fecundan con los espermatozoides del padre. (Si queréis saber cómo fue la nuestra podéis hacerlo aquí). De ese proceso, se consiguen los embriones que posteriormente son implantados a la espera de conseguir un embarazo.

Cierto es que eso es así, tal cual, pero también es  verdad que existen variaciones de la FIV tradicional que no siempre se contemplan pero que están ahí y que ayudan a muchas parejas a conseguir su sueño de ser padres.

El proceso es el mismo, lo que suele cambiar es el origen de los óvulos y/o espermatozoides y por tanto la carga genética del futuro bebé.

Si, las tres de las cuatro opciones de las que voy a hablaros suponen renunciar a la carga genética por uno o los dos miembros de la pareja, depende del cada caso y situación. Sobre esa renuncia quisiera hablaros en otro post más específica y tranquilamente y centrarme en este únicamente en las posibles alternativas a la FIV “tradicional”.

FIV – ICSI

Digamos que en la FIV “tradicional” los ovulos y espermatozoides se dejan a su “libre albedrío” para que se fecunden ellos solitos. En el caso de la FIV – ICSI se hace de manera manual, de tal forma que se selecciona un espermatozoide que por sus características resulta atractivo para ser utilizado en la fecundación (buena fisionomía, velocidad, movimiento, etc.) y se introduce en el óvulo mediante microinyección. De esta manera se suelen mejorar las tasas de éxito del tratamiento

FIV CON OVODONACIÓN

¿Qué ocurre cuando una mujer por el motivo que sea posee una reserva ovárica prácticamente inexistente o sus óvulos son de una calidad muy baja? Lo más probable es que tenga que recurrir a la Ovodonación. Si nuestros óvulos son inexistentes o su calidad no es buena, no podremos obtener embriones viables que consigan implantarse y desarrollarse por lo que necesitaremos de una donante para conseguir nuestro embarazo. La FIV se realizará de la misma manera que en una FIV “tradicional” pero con los óvulos donados en lugar de los propios.

FIV CON SEMÉN DE DONANTE

Puede que sean los espermatozoides del futuro papá los que no puedan fecundar al óvulo. Puede que su calidad no sea buena y, al igual que ocurre con los óvulos en el caso anterior, sus espermatozoides no sean capaces de fecundar y producir un embrión viable. Por este motivo, se puede recurrir a un donante de semen, cuyos espermatozoides sean de calidad y consigan buenos embriones para implantar en la futura mamá.

Otro perfil que puede utilizar esta alternativa, son aquellas mujeres que quieren ser madres sin pareja, o cuya pareja es otra mujer.

FIV CON DONACIÓN DE EMBRIONES

Quienes se decantan por esta tercera alternativa, pueden hacerlo por varios motivos. Por una parte aquellas parejas en las que existe una “dificultad” tanto en ella como en él, y por otro, parejas que se inclinan por esta opción por motivos ideológicos o religiosos. En este caso, la fecundación ya está realizada y los embriones están congelados a la espera de ser implantados.

Pero ¿de dónde salen esos embriones?

Pues de otras parejas que han realizado tratamiento FIV y “no han utilizado esos embriones”. Cuando haces un tratamiento de este tipo tienes varias opciones a la hora de destinar los posibles embriones que no lleguemos a transferir tal y como os explicaba en un post anterior.

Lo mejor de estas variables del tratamiento es que se adaptan a diferentes problemas y modelos de familia.

¿Conocíais todas las opciones? ¿Os habéis sometido a alguno de estos tratamientos?

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