Una mamá del montón nacía hace exactamente trece meses y doce días. ¿Cómo lo sé? Porqué la primera entrada de este blog vio la luz el mismo día que nacía Olivia. Ese post llevaba por título “estoy de parto” y era el comienzo de esta apasionante aventura cargada de ilusión.

A lo largo de este tiempo os he contado mis experiencias, mis miedos, un poco de mi vida y habéis conocido a Olivia, su evolución, su carácter y sus sonrisas. Todavía queda mucho de contar tanto del antes como del después, de nuestra búsqueda, de nuestro embarazo y de nuestra maternidad. Muchos miedos todavía ocultos y muchas experiencias aún por compartir, pero dadme tiempo, algunas cosas salen solas, otras requieren su tiempo.

Cuando comencé esta experiencia no esperaba nada en concreto, solo quería dos cosas. La primera era almacenar recuerdos, guardar vivencias, escribir mi maternidad para no olvidar los pequeños detalles. La segunda, compartir esas experiencias, ayudar a mi manera, informar.

Algunas veces leo algunos de los primeros post y hay muchas cosas que ya no recuerdo, si no fuese porque están escritas hubiesen desaparecido. Por una parte me da pena, por otra alegría de tenerlas aquí, en mi blog, en mi diario personal abierto al mundo. Primer objetivo cumplido.

Diariamente recibo mensajes, a veces por aquí, a veces por instagram. Algunos de esos mensajes son de agradecimiento, otros son dudas, a veces felicitaciones, puntualmente alguna crítica. Todos forman parte de los cimientos y los ladrillos de “una mamá del montón”, porque yo escribo pero vosotras sois parte de mi inspiración, mi fuerza. Yo tengo mi propia musa, ella es Olivia, la razón de existir de este blog y la mía propia, pero sin vosotras parte de esa razón de ser no tendría sentido. Esos mensajes me hacen saber que lo que cuento interesa, ayuda, gusta (no siempre, ni a todo el mundo, pero también eso tiene su gracia), que mis experiencias sirven y no son únicas, son comunes, experiencias de embarazada y madre con sus miedos, sus paranoias, sus dudas y sus locuras.

Por eso quiero agradeceros a todas (y todos, que alguno hay) el apoyo recibido. Formáis parte de este proyecto tanto como Olivia y como yo. Como os decía, sois nuestros cimientos y nuestros ladrillos, juntas somos más grandes, juntas crecemos, evolucionamos y aprendemos. Gracias, gracias a todas (y todos) por ser y por estar. Gracias Laura, Tais, Alma, Marta, Katia, Cristina, Ainize, Pau, Noemí, Annabella, Alba, gracias a las que puedo poner nombre y a las que permanecéis en el anonimato, gracias a todas, gracias, gracias, gracias.

Estoy segura de que juntas seguiremos creciendo, aprendiendo y compartiendo. Mamás del montón sois lo más.

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