ecografía

Hoy hace cuatro semanas que Olivia vino al mundo. ¡Qué rápido pasa el tiempo! Parece que fue ayer cuando la escuchamos por primera vez, ¡cuantas emociones se vienen a mi mente! Hoy es día de celebración y recuerdos, por eso quiero contaros como fue aquel primer contacto con nuestra pequeña, aquella primera vez que escuchamos su corazón.

1 de Mayo de 2016. Acudimos una vez más a la consulta de nuestro ginecólogo. En los últimos meses nos habíamos visto muuuucho las caras. No siempre nos atendía la misma persona pero ya habíamos generado un vínculo bastante intenso con casi todos los miembros del departamento. Ese día le tocaba al Dr. “O”, un hombre encantador, muy sonriente y que siempre nos había tratado con mucho cariño, uno de nuestros favoritos. Nos hizo pasar a la consulta y proceder a la parafernalia habitual, desnudarse de cintura para abajo, subirse a aquel artilugio y espatarrarse para proceder a introducir el ecógrafo.

¿Qué pasaría? ¿Habría algo ahí dentro? ¿Habíamos conseguido que funcionase esta vez? Mi chico y yo nos cogíamos de la mano al tiempo que mirábamos al Dr. “O” que con su calma habitual observaba la pantallita del ecógrafo. ¡Por dios, que alguien diga algo!. Y de repente un sonido muy fuerte inundó la habitación. ¡Bum,bum…bum,bum…bum,bum…! Era un latido. Un latido muy intenso, muy potente, muy rápido. El latido de nuestro Bicho. Me quedé alucinada y no pude evitar llorar, me explotó el alma, la tensión acumulada salía de mis ojos en forma de lágrimas, mi cuerpo lo había conseguido. Mi chico y yo nos abrazamos, el doctor nos dejó solos, necesitábamos un poco de intimidad, queríamos asimilar lo que acabábamos de escuchar y lo que eso suponía. Fue una sensación absolutamente increíble, dos corazón latiendo dentro del mismo cuerpo. Si todo iba bien, íbamos a ser papás.

Una vez nos relajamos y salimos de la habitación del ecógrafo obtuvimos un poco más de información. El Doctor nos enseñó la ecografía y nos explicó que todo estaba perfecto, latido correcto, saco vitelino y saco gestacional presentes y medida correcta según edad gestacional. ¡El Bicho medía 6,5 mm! ¿Cómo puede algo tan pequeño latir de una manera tan clara y potente? A día de hoy sigo sin entenderlo. Pura magia.

Una vez explicados todos los detalles de la eco, nos marcó las típicas pautas de alimentación y comportamiento durante el embarazo y nos recomendó una ginecóloga que nos llevara el embarazo a partir de ese momento. El embarazo era ya una realidad y debía empezar a actuar como una embarazada de verdad aunque no sería hasta unos cuantos meses más tarde cuando yo empezaría a sentirme realmente embarazada. De momento, para mí era más un acto de fe que un embarazo real. Cuando no hay nauseas, ni malestares, ni movimientos, ni dolor de pecho, ni nada de todo aquello que en su día me contaron que sentiría al quedarme embarazada, era bastante difícil, a pesar de haber escuchado su latido, pensar que el Bicho seguía ahí.

Al salir de la consulta, pedimos cita con la Dr. “A” para la semana 9 de embarazo. Próxima encuentro con el Bicho, día 17 de Mayo de 2016. 2 semanas que serían totalmente eternas y cargadas de sobresaltos, obsesiones y paranoias de “una mama del montón”.

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