¿Quién no ha escuchado la expresión “dormir como un bebé”? Creo que será complicado encontrar a alguien que no la conozca. Yo misma la utilizado unas cuantas veces cuando veía a alguien dormir a pierna suelta, pero a día de hoy la he eliminado de mi listado de “expresiones molonas que utilizar en mi día a día”.

No sé quién fue el primero en ponerla en práctica, pero se me pasa por la cabeza que una de dos, o no tenía hijos o los suyos eran uno de esos bebés que dicen que existen (lo empiezo a poner en seria duda) que se duermen solitos desde el primer día y además aguantan del tirón toda la noche.

Hecha esta reflexión, como os decía, he dejado de utilizar la expresión porque su significado, según mi experiencia, no tiene sentido. Aunque la manera de dormirse de Olivia ha mejorado mucho, todavía tarda un ratito en conseguir quedarse dormida. Además se despierta una media de 3 o 4 veces cada noche, a veces llorando, otras con hambre, la mayoría porque no consigue volver a dormirse ella sola. Que levante la mano quien quiera dormir así. Yo no.

Cierto es que cuando se duerme y entra en sueño profundo, no se despierta ni aunque pase un huracán y pone una carita de estar tan a gusto que no es ni medio normal. También es verdad que consigue dormirse en sitios donde hay muchísimo ruido (previo meneo insistente de cochecito), y ya puede ser la orquesta de una verbena de pueblo, una charanga o la mismísima Filarmónica de Viena, que como este bien dormida, ni se inmuta. Eso sí, déjala en su cuna después de tirarte un buen rato para conseguir que se duerma, que como te suene la rodilla o el parquet cruja un pelín, la tienes con el ojo como mínimo medio abierto.

Así que lo dicho, yo lo de “dormir como un bebé” para mí no lo quiero. Yo quiero dormir como mi amiga María, que se quedó frita en cuestión de segundos en las escaleras del Duomo de Milán con los peldaños clavados en su espalda y más a gusto que un arbusto. O como mi padre, que después de comer, y sólo si es fin de semana, se le empiezan a poner los ojos rojos y le da igual si está en un sofá, una silla o un taburete que se queda dormido con una facilidad pasmosa. Eso sí que es dormir a gustito.

Por todo lo argumentado,  yo a partir de ahora voy a cambiar la expresión y voy a empezar a decir “duermo mejor que mi amiga María” o “duermo mejor que el Sr. Eloy”, depende como me pille el día y la situación.  Así que si estáis como yo, que la expresión en cuestión no os convence, os invito a echar mano de cualquier familiar o amigo que conozcáis que duerma como un lirón, para crear vuestras propias expresiones, y poder así hacer desaparecer  el “dormir como un bebé” que tanto rechina en mis oídos cada vez que lo escucho.

 

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