Sé que es mucha tela para un solo post, pero me apetecía hacer una reflexión global sobre el tema. En otro momento quisiera tratar estos temas en profundidad, pero antes de que mi “supuesta fecha de incorporación” se aleje demasiado en el tiempo quiero compartir mis sensaciones y la experiencia de una mamá muy especial, que si ha tenido que vivir esta circunstancia.

Ahora trabajo desde casa, por y para mí. Tengo una familia que me apoya y me ayuda. Soy muy afortunada por las circunstancias que me rodean, soy plenamente consciente de mi suerte. Gestionó mi tiempo. Puedo disfrutar de mi maternidad al 100% (a excepción de algún momento puntual en los que se me echa el tiempo encima y las fechas de entrega apremian), exprimir cada instante, compartir con Olivia todos los momentos que desee compartir.

Si hubiese tenido un trabajo estándar, con su baja por maternidad habitual, haría ya un par de semanas o tres que la reincorporación laboral me hubiese dado en toda la cara. Lo pienso, reflexiono y no lo concibo, separar a un bebé de su madre con cuatro meses (cuatro y pico o cinco con suerte si lo juntas con vacaciones, lactancia y demás) me parece cruel y anti natura. Me imagino la situación y se me parte el corazón. Sé que es el pan de cada día pero no por eso es menos injusto.

112 días es la baja por maternidad oficial en España, insuficiente desde mi punto de vista, y lo mires por donde lo mires. Los papis, que desde mi punto de vista, son los grandes olvidados en esto de las bajas, este año tienen que tocar palmas porque han pasado de tener un par de semanas a poder disfrutar de cuatro semanas de baja por paternidad. Ni tan mal.  Hay países en los que las mamás lo tienen todavía más complicado y los papás ni te cuento, como por ejemplo Bélgica (105 días para la adre y 10 para el padre), Eslovenia (84 días para la madre y 11 para el padre) o Liechtnstein (56 días para la madre y arreando).

Pero no nos fijemos en esos, fijémonos en los buenos, en los que permiten a sus madres disfrutar, criar y vivir plenamente los primeros meses e incluso años de vida de sus hijos. En Suecia la baja es de 480 días, es decir, 16 meses, prácticamente un año y medio a repartir entre padre y madre percibiendo el 80%. O Noruega, con 392 días al 80% o 322 días al 100%. ¿Qué os parece? Lo que me parece a mí, es que comparándonos con ellos, lo nuestro es una broma de muy mal gusto.

Y el tema no se queda ahí, no solo nuestras bajas son de risa y nuestras incorporaciones excesivamente tempranas, el tema de la conciliación ya es el acabose. Hay empresas que no es que no apuesten por la conciliación laboral, es que ni saben lo que es, ni intención tienen.

Mamás que no pueden ir a recoger a sus hijos al colegio o que no pueden llevarlos al médico, y que en caso de poder la cara de su superior es de traca. Y si, el padre también puede hacerlo, lo sé, pero no se trata de que lo haga uno u otro, se trata de querer hacerlo y no poder.

No es que no queramos trabajar. Por supuesto que queremos desarrollar nuestras carreras profesionales, pero queremos  que se entienda que siendo mujeres trabajadoras, también somos mamás y que nuestros hijos son una prioridad irrefutable totalmente compatible con un desarrollo laboral pleno.

Podría seguir hablando del tema infinitamente, pero prefiero dar voz. Voz a mamás que han vivido en sus propias carnes esa separación, esa falta de conciliación, esa tristeza de tener que separarse de sus hijos demasiado pronto.

Y como muestra un botón, una mamá que ha tenido que lidiar con todo lo mencionado y que os puede explicar, mil veces mejor que yo, lo que se siente y cómo se siente. Os dejo con su experiencia esperando que sirva para concienciar y luchar contra las injusticias de la maternidad. 

REFLEXIÓN DE OTRA MAMÁ DEL MONTÓN. Y llegó el día, lo tenía marcado en el calendario desde hacía tiempo, ese día en el que has pensado muchas, muchas veces de forma muy ligera y con un sentimiento de nudo en el estómago … nunca es buen momento para pensar en ello, pero sabes que llegará… ¡y llega! ¡Tienes que volver a trabajar Tais!

A estas alturas de la vida, que ya son 30 añitos, he vivido algún que otro momento difícil, pero de verdad, os comparto mi experiencia, dejar a mi pequeña el día que me incorporé a trabajar fue de lo más terrible y frustrante que he vivido desde que fui mami.

¿Por qué? Porque separarse de la persona que más quieres, que ha estado dentro de ti durante más de 9 meses y después pegadita a ti en todo momento, ¡es muy duro!

Esa sensación de abandono, la necesidad de estar cerca de ella, pensar que mejor que contigo no puede estar, dejar a mi bebé de 5 meses por la necesidad de tener que volver a trabajar fue, es y será difícil.

Muchas mamis que conozco, amigas, familia, conocidas, … me dijeron: “Tais será complicado pero te irás acostumbrando”, y ¿sabéis qué?. Qué depende de cómo seas y cómo vivas la maternidad. Y yo os puedo decir, que sigo sintiendo la necesidad de quedarme con mi pequeña y dedicarme a ella.

Por otra parte, en mi caso, volver al trabajo no solo ha sido complicado por separarme de lo que más quiero, sino que además las cosas ya no son como antes, mis prioridades han cambiado; lo urgente y lo importante tiene otro matiz, por no hablaros de que por desgracia en muchas empresas las mujeres que decidimos ser madres y luchar por conciliar de verdad, seguimos viviendo rechazo.

No quiero aburriros, ni extenderme mucho más pero si compartir mi experiencia y deciros a todas las mamis que trabajáis en empresas y no os podéis permitir el lujo de emprender, pediros excedencias, dejar vuestros trabajos… que igual que nos preparamos para el parto, la lactancia, los primeros cuidados del bebé y de la mami tras el parto, … preparaos para la llegada de ese momento, estad fuertes y sobre todo aceptad que todo lo hacemos es para darles lo mejor del mundo a nuestros pequeños.

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