Llevo 8 meses embarazada y a veces todavía tengo que mentalizarme de que lo estoy. A veces “se me olvida” y otras veces lo que se me olvida es lo que supone estarlo.
El barrigón que tengo es claramente visible, pero es como si mi mente no hubiese interiorizando el cambio y no calculase las distancias como debiera. Me rozo la tripa con el resbalón de las puertas o pienso que voy a entrar en camisas que no puedo abrocharme ni queriendo.
Mi mente piensa que sigo siendo ágil cual gacela, y aunque sigo manejándome muy bien, jugando con Olivia, cogiéndola, saltando, semi-corriendo… soy más bien elefanta que gacela.
No obstante, todo eso son pequeños detalles con respecto a lo que está por venir. De lo que realmente tengo que mentalizarme es del parto y de todo lo que vendrá después.
Tengo muchas ganas de conocer a Telma, de que llegue el gran día (no antes de la semana 39, por favor), pero por otro lado tengo en la mente el parto de Olivia, y lo recuerdo como algo maravilloso pero terriblemente agotador. Me recuerdo gritando “no puedo” y “no puedo más” e imaginarme en esa situación de nuevo me da algo de “pereza”. Yo, que soy de esfuerzo físico tendente a cero, el parto se me antoja agotador, así que sin duda es algo de lo que tengo que mentalizarme para darlo todo llegado el momento, aunque en realidad lo único que me importa es que todo salga bien.
Y por último, el postparto y todo lo que vendrá después. Mentalizarme de nuevo, de lo que supone dar el pecho (si se puede), que por muy diferente que sea a la otra vez, no deja de ser un gran esfuerzo sobre todo al principio. Mentalizarme de que mi recuperación anterior no fue ni medio normal por lo fácil que resultó, y que seguramente ésta vez, además con 2 “bebés” en casa, sea más complicada.
Mentalizarme de que, ahora que empezamos a dormir “un poco mejor”, vamos a volver a los 300 despertares nocturnos, porque aunque tengo una mínima esperanza de que el karma me recompense y me traiga un bebé dormilón de esos que mi mente duda que existan, lo más probable es que nos queden al menos otros dos años de dormir tirando a mal.
Mentalizarme de que es posible que la situación cambie a Olivia, que le afecte, puede que de manera positiva, aunque seguramente sea más bien lo contrario y mentalizarme de cómo afrontar esa situación. Porque aunque Olivia es buena y tranquila, está en un momento un poco más rebelde y si a eso le sumamos un bebé que requiera la atención que ella tiene ahora en exclusiva, seguramente todo se complique.
Y ya si miro más lejos, debo mentalizarme de mi reincorporación laboral. Que si, que sé que está muy lejos, pero se planta en dos días sin habernos dado cuenta. Y no sé si sabré perdonarme no poder hacer las cosas como con Olivia, con la que estuve un año en exclusiva hasta que volví al mundo laboral. Con Telma, a no ser que nos toque la lotería, me reincorporaré cuando agote todas las vías allá por Septiembre u Octubre como muchísimo. Tengo que mentalizarme.
Mentalizarme de muchas cosas, que irán surgiendo y de las que seguramente ni siquiera sea consciente.
Mentalizarme.
Pero oye, ¿Qué tendrá la maternidad que aún con todo y eso , repetimos?. Que es maravillosa, es lo que tiene.