A partir de este Diciembre de 2016 siempre habrá para nosotros un antes y un después. Ha sido un año cargado de emociones, unas muy buenas y otras no tanto, sin embargo si echo la vista atrás los momentos buenos pesan muchísimo más que los no tan buenos.

Para cerrar el año de la mejor manera, Olivia llegó a nuestras vidas inaugurando unas navidades tempranas. El día 16 de Diciembre, la mágica Navidad llegaba de manera anticipada trayendo con ella a nuestro pequeño milagro. A partir de ahí y hasta el día de hoy, todo ha sido una gran locura cargada de amor.

Una de mis inquietudes antes de dar a luz, era que Olivia naciese en mitad de las fechas navideñas, no me hacía mucha gracias que el día de su cumple se perdiese entre tanta celebración. Me daba la sensación de que no tendría un “día especial de cumpleaños”. Una chorrada de embarazada como otra cualquiera.

Finalmente Olivia nació una semana antes de Nochebuena trayéndonos la felicidad máxima. En ese momento comprendí que ella era especial por si misma y que el día de su nacimiento era tan sólo una fecha.

Las primeras navidades de Olivia han sido raras, ha habido tanta carga emocional, tantas novedades en nuestras vidas, tantos cambios, que las celebraciones como tales, han pasado a un segundo plano. Ni Sergio ni yo hemos tenido esa profunda sensación navideña que teníamos otros años. No lo considero algo negativo, sino una manera diferente de vivir estas fechas, digamos que teníamos algo más importante en lo que pensar.

Su primera Nochebuena la pasamos en casa de sus abuelos Paqui y Rafa. Olivia había cumplido una semana el día anterior y todavía estábamos adaptándonos, conociéndola y aprendiendo. Cenamos tranquilamente mientras Olivia dormía plácidamente. Fue en el postre cuando ella reclamó teta, también quería cenar. A partir de ahí estuvo un poco inquieta y durmió a ratitos. Pudimos hacer un poco de sobremesa y nos fuimos de allí sobre las 2 de la mañana. ¡Bendita Olivia!

Al día siguiente, el día de Navidad, fuimos a comer a casa de sus tíos Roberto y Susi. Mucho tute para un bebé tan pequeño y Olivia nos lo hizo saber. Recogimos los regalos que le había traído Papá Noel. Un peluche de Olaf y unos juguetitos de animales para la hora del baño. ¡Qué cosas tan bonitas!. Sergio y yo comimos por turnos, Olivia lloraba, necesitaba un poco de relax después del jaleo de la noche anterior y allí había mucho ruido, así que nada más terminar nos fuimos a casa para retomar un poco de tranquilidad.

Tres días en casa de rutina, intentando adaptarnos y aprender con ella. El día 29 Olivia hizo su primer viaje, con apenas 13 días la subimos en el coche y nos fuimos a Burgos para pasar unos días con mi familia y ver a la abuela Ana y el abuelo Eloy. Su primera Nochevieja fue también su primera noche fuera de casa. Esa noche nos juntábamos hasta ahora 21 personas, este año 22. Cenar tantas personas en una casa es complicado, así que desde hace tres años lo celebramos fuera. No me preocupaba el echo de cenar en un restaurante con Olivia, me daba un poco de miedo el ruido, los petardos, la música, las campanadas, todo aquello que pudiese asustarla. Pero no, mi niña es una campeona, más buena que todas las cosas y esa noche no fue menos.

Llegamos a las 10 con ella dormida, y hasta algo más de la 1 de la mañana estuvo tranquila, inmersa en sus dulces sueños. Una vez despertó, estuvo muy relajada, con sus ojitos abiertos pero sin llorar nada. Aunque el resto de la familia se quedó allí, nosotros nos fuimos sobre las 3, una hora más que suficiente tanto para ella como para nosotros. Cuando llegamos a casa la cosa fue diferente, parecía que el “no ruido” no la dejaba dormir, se había acostumbrado a todos aquellos sonidos y ahora, en el silencio se sentía inquieta. Casi hora y media después, su papá consiguió que se durmiese. Hora de descansar.

Al día siguiente, día de Año Nuevo, comíamos en casa de su Bisa Trini, para no variar se portó fenomenal. Un ratito después del postre nos íbamos para casa a relajarnos todos un poquito. Con unos churros y un paseíto finalizábamos el primer día del Año.

Para terminar estas navidades tan especiales, faltaba el día de Reyes. Teníamos que volver a Madrid para su revisión pediátrica de los 15 días, así que emprendimos el camino el día 2 para volver de nuevo a Burgos el día 4. Allí pasamos un par de días incluida la noche de Reyes. Tal y como marca la tradición, colocamos nuestros zapatos bien limpios esperando la visita de los Reyes Magos. Cuando despertamos a la mañana siguiente había un montón de regalos. Fuimos abriéndolos uno a uno y por turnos tal y como se hace siempre en casa de mis padres. A la reina de la casa le trajeron un montón de cosas, ropa, juguetes, pendientes y una trona. Es tan buena que los reyes no pudieron resistirse.

Ese mismo día habíamos quedado en Madrid para comer con la familia de Sergio, así que nos subimos al coche y en 3 horitas llegábamos a nuestro destino. Comimos y fuimos a tomar roscón. Los reyes también se habían acordado de Olivia en casa de sus abuelos y tíos de Madrid. ¡Más juguetes bonitos para la princesa!

Con esta última visita finalizaba nuestro tour navideño. Unas navidades que nunca olvidaremos, las navidades menos navidades pero más especiales . Ahora es momento de descansar, de establecer una rutina, de conocernos más detenidamente, de construir nuestra familia, de ser una mamá del montón.

 

promo-image