Estamos de acuerdo en que ser madre no es fácil. En nosotras se depositan muchísimas responsabilidades que sobre todo, si somos mamás primerizas, nos pillan de nuevas y por sorpresa. Porque por mucho que nos hayamos preparado para la maternidad, hayamos leído, escuchado y compartido, son muchas situaciones nuevas y diferentes para cada una de nosotras, sin reglas universales escritas que allanen el camino.
Sal a trabajar, llega a casa, recoge, prepara la merienda, píntate los labios (porque quiero, no porque tengo), pide cita para el médico, no queda leche, recoge el lavavajillas, hay que comprar la vacuna, hora del baño, escribe un post para el blog, pon la lavadora…
Tengo la suerte, de que en mi casa no me ayudan con todas esas tareas, en mi casa las tareas se comparten y tanto Sergio, como yo, hacemos de todo un poco, lo que toque según el momento.
Últimamente, como ya sabéis, se ha hablado mucho de esto, de las diferencias laborales y sociales de hombres y mujeres, y de la lucha por la igualdad. Estoy de acuerdo, ¿por qué una mujer tiene que cobrar menos que un hombre ocupando el mismo puesto y teniendo la misma formación? No es justo.
Pero, ¿Por qué las mujeres trabajadoras podemos optar a nuestra ayuda por maternidad y no existe nada equivalente para los hombres? ¿Por qué los hombres solo pueden disfrutar de un mes de baja cuando se convierten en padres? ¿Por qué todavía la mayoría de custodias tras un divorcio se otorgan a la mujer y son los hombres los que tienen que pasar una manutención?. ¡Coño!, ¡Si hasta su día, el día del padre, ha dejado de ser fiesta!. Ni siquiera ese día dedicado exclusivamente a ellos y a su labor pueden disfrutar al 100% de sus hijos. No se trata de machismo, feminismo, hembrismo, se trata de ser justos.
Son cuestiones que me preocupan. Sí, me preocupa que mi hija crezca en un mundo en el que pueda sentirse discriminada por el simple hecho de ser mujer, pero también me preocupa que ese mismo mundo le robe mucho tiempo de juegos con su padre.
Como os decía, ser madre no es fácil, pero ser padre tampoco debe serlo. Separarte de un hijo al mes de nacer (eso para los afortunados que hayan sido papás desde 2017), para sumergirte en jornadas maratonianas de trabajo tiene que ser muy complicado. Tampoco debe ser fácil esa sensación de “no saber qué hacer”, porque nosotras somos alimento, apego, cobijo… pasamos con nuestros bebés todo el día (al menos durante los meses de baja) y de alguna manera nuestro vínculo se fortifica más.
Ellos entran y salen, ven a sus bebés a ratitos y se sienten extraños. Sergio en su momento, me transmitía su sensación de “inutilidad” y se despertaba por las noches mientras yo daba el pecho solo para hacerme compañía y sentirse más involucrado. A veces se quedaba dormido (en contra de su voluntad), pero ese gesto, es parte de esa equidad de tareas, ese compartir lo bueno y lo malo, ese ser el mejor padre para Olivia.
Por eso, en este día del padre quiero hacerles a todos los buenos padres del mundo, y en especial al mío, mi “apa” y a él, al de Olivia, mi particular homenaje.
Gracias “apa” por tu esfuerzo, por dárnoslo todo y más, porque nos has enseñado lo que es luchar, por darnos alas y no ponernos techos, por tu paciencia infinita en momentos en los que no me aguantaba ni yo, por tus sonrisas, tus abrazos y tu cariño. Por ser la mejor persona que conozco. Por salirte del camino establecido y mostrarnos que siempre hay alternativas, por descubrirnos el mundo, por tu fuerza, tu buen carácter. Por ser nuestro ejemplo. Por perdernos por los rincones más inhóspitos, “ahí en eso” o donde sea y descubrirnos así todos esos maravillosos lugares. Por ser un abuelo genial con el que Olivia aprenderá a ser su mejor versión. Gracias por ser mi “apa”.
Y a ti Sergio, en este, tu segundo día del padre oficial, gracias por estar, por ser, por compartir, por escuchar, por cuidarnos, por tu generosidad, por tu paciencia, por tu esfuerzo, tus sonrisas y tus juegos. Por animarme, por aguantarme, por no perder la esperanza y por tu positividad.Por el día a día, por no rendirte, por darnos lo mejor. Gracias por nuestra familia.
No somos perfectos, no somos como los muñecos de la tarta de sonrisa permanente, siempre impolutos y felices. Tenemos nuestros más y menos, periodos mejores y peores, disfrutamos y discutimos. Desde que nació Olivia esto último más que nunca, porque si, es muy difícil, mucho, pero el amor puede con todo. Nuestro amor por Olivia y nuestro amor mutuo, amor infinito, incondicional y transparente.
Gracias familia, gracias a los hombres de mi vida.