Recuerdo nuestra búsqueda de Olivia como un proceso muy largo. En realidad, no es que lo recuerde así, sino que lo fue. Una búsqueda larga, desesperante, con altos y bajos, con algunas complicaciones, cargada de frustración y muchas lágrimas, pero con una luz de esperanza que afortunadamente nunca se apagó.

Es realmente desmotivador querer algo con todas tus fuerzas y no poder hacer nada para conseguirlo. Intentarlo una y mil veces y no lograrlo. Escuchar historias de mujeres que se quedaron embarazadas a la primera o que lo consiguieron en “un descuido” es realmente irritante. En mi periodo de búsqueda cada vez que llegaba a mis oídos alguna experiencia de ese estilo no podía evitar generar mucha, mucha rabia interna. Es exasperante, decepcionante y frustrante.

No me gustaba ver mujeres embarazadas, ni podía alegrarme por los embarazos ajenos. Seguramente sea algo muy egoísta que suene duro, muy duro, pero nada más duro que mi búsqueda y la búsqueda de todas aquellas que quieren y no pueden. Quien no ha pasado por ello puede que no lo entienda, quien haya vivido una experiencia como la mía seguramente si. Cada embarazada significaba para mi un “¿por qué ella lo ha conseguido y yo no?”.

Cierto es que no sabía las historias de ninguna de las embarazadas que me crucé durante mi búsqueda, pero poco me importaba. El caso era que ellas eran un “si”, y yo era un “no”. Seguramente unas cuantas de aquellas mujeres que me encontré habrían vivido situaciones similares a la mía, pero en aquel momento eso no formaba parte de mi planteamiento. Yo era yo y mis circunstancias. En un barrio nuevo como en el que yo vivo, donde el 80% son parejas jóvenes, imaginaos la cantidad de embarazadas con las que me cruzaba al cabo del día y la cantidad de rabia contenida que fui acumulando.

Además de los que tus ojos ven, están lo que tus oídos escuchan. Por una parte las palabras de personas que no saben que están en plena búsqueda y sueltan las típicas perlitas de: “¿no pensáis ampliar la familia?”, “se os va a pasar el arroz” o “¿para cuando un bebé?. Que te dan ganas de contestar, pero sabes que tu tono estaría muy lejos de la cordialidad y prefieres sonreír y decir algo como “bueno, ya llegará el momento”, o similar. No sé con que intención se hacen esas preguntas. Creo que por puro cotilleo. Lo que no se plantea quien las hace es que si no hay embarazado de por medio puede ser por dos motivos: porque no hay intención de que lo haya o porque el tema se está complicando, y en cualquiera de los dos casos no es de la incumbencia de nadie. Así pues, ¿en que ayudan ese tipo de preguntas? En nada. Lo que puede ocurrir es que esa persona se lleve una respuesta igual de impertinente que la pregunta.

Después están las palabras que intentan ayudar pero que no ayudan demasiado: “Tu relájate y verás como lo consigues”, “Ya verás como la próxima vez será la buena”, “Cuando menos te lo esperes te quedarás embarazada” o “Intenta no pensar en el tema y verás que pronto lo consigues”. Se que son cosas que se dicen para dar ánimos y sin ningún tipo de mala intención. Todo lo contrario. Intentan ser palabras de aliento, consejos positivos, afirmaciones que quieren transmitir esperanza, pero según como te pillen de ánimo pueden ser todo lo contrario. Mi consejo es que si conocéis a alguien en esa situación y queréis decirles algo, con un simple “ánimo”, es más que suficiente. ¡Ah!, y no preguntéis demasiado por como va el tema. Cuando haya buenas noticias seguro que lo sabréis, mientras tanto será que las buenas noticias no llegan.

Hasta ahora he hablado de los factores externos y de cómo pueden afectar. ¿Y que pasa de los factores internos? ¿Qué hay de la pareja, de la comunicación, de los sentimientos?

Creo que es muy importante que la pareja permanezca unida. Es una obviedad que en situaciones límite como la que estamos tratando no siempre es fácil. Debemos tener claro que nadie tiene la culpa, esto es un juego de equipo en el que o ganamos o perdemos todos. No debemos cargar el peso sobre nuestra pareja ni auto inculparnos. Suena fácil pero no lo es.

Además debemos de armarnos de paciencia. Si lo anterior era complicado, esto ni te cuento. Debemos hacerlo para no volvernos locos de remate, nuestra cordura está en juego. Intentemos no perder el norte. Cuando los sentimientos están a flor de piel y las cosas no salen como las habías pensado es muy fácil discutir. Demasiado fácil. Así que respiremos un par de veces y pensemos en que el camino es largo pero merecerá la pena. Hagamos de la búsqueda algo bonito por muy difícil que sea. Que podamos recordarlo como algo duro pero que nos unió, nos hizo más fuertes y mejores.

Y por último está el tema comunicación. ¿Es mejor compartir lo que estáis pasando o no decir nada sobre el tema?. Creo que es importante compartir tus sentimientos con tu pareja, transmitir como os sentís. Desde mi punto de vista es fundamental. Pero, ¿Y más allá de la pareja?. En este caso creo que depende mucho de cada persona, de cada situación y de cada momento. Hay quien prefiere hablar del tema y soltarlo todo para sentirse a gusto, comprendido, arropado, y hay quien prefiere (como es mi caso), no contar demasiado y dar la información justa porque si no hay información, no hay preguntas y por tanto, menos explicaciones hay que dar. Como decía, creo que también depende del momento, hay momentos en los que necesitas escuchar cosas y momentos en los que todas las palabras te sobran. Así que la conclusión sobre el tema, es un “ni si, ni no”, depende de quién, como y cuándo.

Y hasta aquí mi reflexión que pretende ser, por una parte, un mensaje de ánimo para todas aquellas búsquedas que están en camino. No estáis solos, hay muchas parejas (o madres solteras, o sea cual sea el modelo de familia del que estemos hablando) que están en vuestra misma situación. Así que no os rindáis, porque de una manera u otra llegará. Como dice mi queridísima @indomablejulieta “lo imposible solo cuesta un poco más”.

Por otra parte este post es un mensaje para todos aquellos que conocéis a parejas que están en proceso o que no tienen hijos. ¿Mi consejo? No preguntéis demasiado. Acompañad, comprended y escuchad. Sea por elección o por circunstancias de la vida, si quieren que sepáis lo que pasó, está pasando o pasará, lo sabréis.

¿Os habéis sentido identificadas con alguna de las situaciones? ¿Os apetece contar vuestra experiencia?

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