Es sin duda, una de las preguntas del millón. Una de esas preguntas que casi todo el mundo hace después de darnos la enhorabuena y preguntar por Tema. ¿Y qué tal lo lleva Olivia?
A día de hoy, así en plan “spoiler” puedo decir que muy bien, pero en estos dos meses no siempre ha sido así. Empecemos por el principio porque es el orden lógico que ha llevado su evolución y su relación con Telma.
Telma nació a las 11:10, Olivia entraba en la habitación del hospital a las 12:15. Yo me encontraba genial y el bebé estaba perfectamente. No había ninguna necesidad de esperar más.
La primera vez que Olivia vio a su hermana, estaba en brazos de su papá, los cuatro solos en la habitación del hospital. Se acercó con mucho cuidado, ilusionada, feliz. Le preguntamos si quería darle un beso y ella contesto que si. Esos mimos han sido una constante en estos dos meses. Quería tocarla, mirarla, estaba encantada incluso cuando dijo aquello de “¡tiene pelo!”, refiriéndose a la pelusilla que los bebés tienen en la espalda cuando son recién nacidos. “Viento en popa” pensamos nosotros.
Durante los dos días del hospital no notamos demasiados cambios. Olivia estaba contenta, no paraba de recibir regalos. Algunos se los había traído Telma, otros sus abuelos. Todo era muy novedoso y recibía atención por todas partes.
Cuando llegamos a casa la cosa cambió. Los primeros días coincidieron con sus vacaciones de Semana Santa en la escuela infantil y se nos juntó todo un poco. Olivia necesita rutinas y cuando cambian está un poco más “tontina”. Si a eso le unes un bebé nuevo en casa al que mamá le dedica algunos momentos que antes te dedicaba a ti, la cosa se complica aún más.
Olivia estaba muy irascible, todo eran berrinches y a todo contestaba con un “NO”. No quería colaborar, estaba enfadada, insoportable y nosotros muy preocupados. Seguramente yo más. A veces tengo la sensación de que me ahogo en un vaso de agua. Eso si, toda su “furia” iba enfocada a nosotros. Con su hermana nunca ha tenido un mal gesto, todo lo contrario.
Desde el principio hemos tenido que estar muy pendientes porque quiere darle besos, abrazos, cogerla, hacerle cosquillas… y como es lógico Olivia no controla su fuerza ni sus movimientos y a veces se apoya en Telma, la aplasta… hay que andar con mil ojos, pero es precioso ver esa relación tan bonita que tienen.
Pero volvamos a lo que me (nos) preocupaba, el comportamiento de Olivia con nosotros durante esa primera semana. Pregunté a varias mamis por Instagram sobre como habían recibido los hermanos mayores a los pequeños, y cada situación y reacción era diferente. Para estas cosas cada niño es un mundo. Unas me tranquilizaron mucho y otras… otras no tanto.
Recuerdo que aquella semana llegué a pensar: Pero… ¿qué hemos hecho?. En a penas una semana me quedaría sola con las dos por las tardes (el papá tenía que trabajar si o si), y me echaba a temblar de pensarlo.
Afortunadamente fue comenzar de nuevo las clases en la escuela infantil y dar un cambio radical. Volver a ser “la Olivia de siempre”. Una niña tranquila, cariñosa y más o menos obediente. No olvidemos que es una niña de dos años y que tiene sus cosas, pero normalmente es muy fácil de llevar. Seguramente alguno de sus “NO” o su comportamiento en ocasiones tenga que ver con la existencia y atenciones hacia su hermana, otras será sencillamente parte de su crecimiento, pero como os decía son cosas muy puntuales y con fácil y rápida solución.
Con su hermana, Olivia es todo amor, y cada vez más cuidadosa. Sigue dándole muchos besos, le encanta cogerle las manos y le hace mucha ilusión cuando Telma le coge un dedo con sus manitas. Le dice cosas como “bonita” o “tranquila Telma”, frases que nos escucha a nosotros y que se apropia para que nos explote el corazón de puro amor. Me encanta cuando le dice a Telma “es Olivia”, que es lo que nosotros decimos cuando Olivia se tumba a lado de su hermana y comienzan a interactuar. Olivia repite la frase tal cual “es Olivia” y a nosotros nos parece tan tierno… nos tienen locos de amor.
En conclusión, después de esa primera semana tan complicada, todo ha vuelto a su cauce y esta bimaternidad se me ha planteado de una manera mucho más sencilla de lo que pensaba. Agotadora pero maravillosa.