Ahora que, en los anteriores post, he compartido con vosotras el momento en el que nos encontramos y mis pensamientos y sentimientos antes de comenzar la búsqueda, creo que ha llegado la hora de contaros cuáles fueron los primeros pasos y como planteamos este nuevo embarazo.
Lo primero fue ponernos de acuerdo en si darle a Olivia un hermanito o hermanita o quedarnos como estábamos. Yo lo tenía claro, y Sergio también, pero nuestras posturas eran totalmente opuestas. Teníamos un problema que resolver. Después de hablar y acercar posturas decidimos que iríamos a por ello sin miramientos. Nada de “esperar a ver”, de “ir probando”, etc. O todo o nada, y fue todo, echamos toda la carne en el asador para intentar que llegase lo antes posible.
El primer paso fue el que yo siempre recomiendo cuando alguna de vosotras me decís que estáis buscando embarazo y no llega: ir al médico y ver en qué situación se encuentra todo. Muchas veces se busca un embarazo sin ninguna revisión, ni analística y no llega por cosas que tienen muy fácil solución.
Como yo ya había pasado por ese “embarazo que no llega” y no quería perder tiempo fui al ginecólogo de cabeza con una idea muy clara. Ibamos a empezar la búsqueda pero no queríamos meternos de lleno en inseminaciones, ni fecundaciones in vitro. Queríamos intentar algo intermedio, algo sobre lo que había leído mucho y que creía que podía encajar en nuestro caso. Algo que ya nos plateamos en la búsqueda anterior pero que los profesionales a los que acudimos no quisieron poner en práctica.
Hablo del Omifín. Mi problema son las ovulaciones, o más bien la ausencia de ellas, y el Omifín es un inductor de la ovulación, así que según mi película mental, la posibilidad de que nos funcionase no era del todo inviable.
Por mediación de una amiga, encontré un ginecólogo que quiso tratarnos con Omifín, pero antes debí hacerme un montón de analíticas, pruebas de trombofilia, genéticas, etc. para ver si había algún otro problema, y además encontrar una razón para los dos abortos bioquímicos que sufrí en la anterior ocasión y que nadie “investigó”.
Comenzamos el camino en Marzo, y después de un par de meses de pruebas, de esperar a autorizaciones del seguro médico que tardaron la misma vida y 40 llamadas de teléfono, de visitar tres hematólogos hasta que mi ginecólogo escucho lo que quería escuchar y de dar vueltas y vueltas, en Mayo estábamos preparados para comenzar.
Encontraron algo en mis analíticas por las que el tratamiento incluiría Heparina y Adiro, además del ya mencionado Omifín y los aliados de este: Ovitrelle y Progesterona. Con todo eso y la suplementación preconceptiva que ya había empezado a tomarme hacía cosa de un mes estábamos listos para iniciar el proceso. ¡Comenzamos!