embarazo bioquímico

Sobra decir que toda la información que voy a compartir a continuación sobre el embarazo bioquímico sale de mi autoformación e información adquirida de mi experiencia, en ningún caso desde un punto de vista profesional. Los siguientes párrafos son un resumen de todo lo leído a raíz de mis dudas y necesidad de información.

Cuando ves tu primer positivo en un test de embrazo, normalmente la felicidad te desborda y tu mente empieza a funcionar a toda pastilla, tu imaginación empieza a volar. Haces cálculos para saber cuando nacerá, ¿será niño o niña?, piensas en todo lo que hay que comprar, en los nombres que te gustan y mil cosas más. Casi no has terminado de hacer pis en el test y ya te imaginas a tu bebé en brazos.

En la mayoría de los casos todo va viento en popa y los acontecimientos se van sucediendo más o menos como los habías imaginado. Pero no siempre es así, a veces ocurre algo que impide que ese embarazo tenga un final feliz.

Embarazo bioquímico, un término muy desconocido.

Todo el mundo sabe lo que es un aborto y que la mayoría de estos suelen ocurrir en el primer trimestre de embarazo. Las embarazadas acostumbran a tener más cuidado esos primeros meses y normalmente no comunican su embarazo hasta que ese periodo de mayor riesgo ha pasado.

Sin embargo, así como el aborto es un término comúnmente conocido, el embarazo bioquímico no lo es tanto. Quizá me esté equivocando, quizá todo el mundo sepa lo que es y resulta que soy yo la que soy una cateta ginecológica, pero dado que yo no lo había odio en la vida, creo que puede haber muchas más personas a las que les ocurra lo mismo.

Un embarazo bioquímico comienza como cualquier otro embarazo, un espermatozoide fecunda un óvulo, se genera un embrión y éste se implanta en el útero. Hasta aquí todo igual, tal y como nos explicaron en Conocimiento del Medio, Ciencias o lo que fuese que estudiase cada cual. Ese es el inicio del proceso para el nacimiento de un futuro bebé.

Lo que ocurre en un embarazo bioquímico es que ese embrión implantado no evoluciona, no crece y por tanto ese embarazo termina prácticamente antes de empezar. Este tipo de microabortos se dan en un porcentaje mucho más alto de lo que imaginamos, aunque en la mayoría de los casos la embarazada ni siquiera es consciente de haberlo estado. Normalmente se percibe como un retraso de una semana o diez días y una vez que la mujer tiene un sangrado que interpreta como su regla, si no se ha hecho ningún test de embarazo, jamás sabrá que ha estado embarazada.

En otros casos lo que ocurre es que existe la sospecha de estar embarazada o se quiere saber si se está o no el mismo día de la falta o incluso antes. Pues bien, esa mujer se hace un test de embarazo que da positivo, alza las campanas al vuelo, pide cita con su ginecólogo y todo lo que se suele hacer cuando hay un positivo. Al cabo de unos días, como hemos dicho antes, aparece un sangrado y si se repite el test, éste seguramente resulte negativo. Si acude al ginecólogo lo más probable es que le realice una ecografía en la que no se perciba embrión.

Precisamente por esto último se le denomina embarazo bioquímico. Es un embarazo que a nivel “químico” existe, pero no es apreciable a nivel ecográfico. La hormona del embarazo se comienza a producir a partir de la implantación del embrión y el test de embarazo la identifica dando como resultado un positivo. Lo que ocurre posteriormente es que esa hormona del embarazo que debe ir multiplicando su valor conforme pasan los días, en lugar de seguir aumentando va disminuyendo por una no evolución del embrión implando. En esos días, el embrión, que es de un tamaño diminuto, al no evolucionar va “desapareciendo”, por lo que una ecografía no es apreciable.

¿Y qué fue lo que ocurrió en mi caso? La tercera opción para identificar un embarazo bioquímico. Beta en sangre.

Sabía que podía estar embarazada por lo que me hice un test el mismo día de falta. Ese test dio positivo y … ¡alegría y alboroto! ¡Estamos embarazados!. A los 4 días manchado y llamada al ginecólogo. Por lo temprano del positivo y sabiendo que es pronto para una ecografía me hacen un análisis de sangre para medir la Beta-HCG (hormona del embarazo) y ver en que niveles está. El resultado es un valor demasiado bajo para la edad gestacional. Este valor evidencia un más que probable embarazo bioquímico. A los 3 días, sangrado más intenso. Me repiten el análisis y el resultado es un valor de hormona muy inferior al análisis anterior. Me hacen una ecografía para confirmar el diagnóstico. Ausencia de embrión, útero totalmente limpio. Embarazo bioquímico. Ya no estamos embarazados. Habrá que esperar para ver nuestro positivo definitivo.

La sensación que se te queda es rara. En a penas una semana estas embarazada y dejas de estarlo. Has subido a lo más alto de la montaña rusa y has bajado a la velocidad del rayo. No hay dolor físico, ni cambios, ni síntomas. No ha dado tiempo a que los haya. En un abrir y cerrar de ojos te encuentras de nuevo en la línea de salida pensando si en algún momento conseguirás llegar a la meta.

La parte buena de este tipo de “microabortos” es que, debido a su poca evolución, no hace falta hacer legrado ni ningún otro tipo de intervención. El cuerpo lo expulsa de manera natural, se limpia de forma autónoma. De esta manera, con el siguiente ciclo se puede volver a intentar sin mayor problema.

Ésta, seguramente sea la parte menos bonita de cómo llegamos hasta Olivia, pero es sin duda una parte de la historia de mi embarazo. Una parte que creo que es importante dar a conocer, no para alarmar, pero si para informar. La información es poder, la información nos hace fuertes y compartirla nos hace crecer. Me hace crecer.

(Información técnica sobre el embarazo bioquímico)

 

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